España vive una polémica sin precedentes acerca de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, una materia que se imparte en Europa sin ningún tinte polémico y dentro del ámbito de los valores éticos y ciudadanos. El debate ha sido superado con el diálogo y la colaboración de todos, algo que en España ha faltado y sigue faltando. Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, nombre de la asignatura más conflictiva de las últimas décadas, amenaza con perturbar el curso escolar que en estos días está en sus albores. Mientras unos hacen ver que España es una «rara avis» en ese sentido, otros se preguntan qué pasa realmente en nuestro entorno y si esta disciplina existe en Europa.

La historia se remonta a 2002, cuando el Consejo de Europa recomendó que todos los sistemas educativos europeos incorporaran esta materia, como independiente o como transversal. Tres años después, declaró 2005 como «Año europeo de la ciudadanía a través de la educación». El hecho es que hoy la mayoría de los sistemas educativos europeos la incluyen, con denominaciones diversas, en los programas de Primaria y Secundaria. Y parece que sólo en España no se ha superado el debate sobre la asignatura. Quizá porque la materia invade en ocasiones el ámbito personal.

Según el informe de la red Eurydice sobre «La educación para la ciudadanía en la escuela de Europa», en los países del continente existen diferentes modelos: materia separada, integrada en otras (geografía, historia, economía…) o formación transversal. Se trata de formar a los alumnos para la vida en sociedad y en la convicción de que pertenecen a una comunidad con unos valores que hay que fomentar y preservar. Dentro del currículum escolar, «la educación para la ciudadanía responsable» —denominación que utiliza el Consejo de Europa— puede ser organizada de diferentes maneras, de acuerdo con el nivel de educación y la programación de la enseñanza.
En la mayor parte de los países europeos, la materia con carácter propio está presente tanto en la enseñanza obligatoria como en la postobligatoria y adopta diferentes denominaciones: Educación Cívica, Educación del Ciudadano, Educación para la Ciudadanía, Estudios Sociales, Ciencia Social, Viviendo juntos o Educación Cívica. Los objetivos que se persiguen con la educación para la ciudadanía se agrupan en tres categorías: cultura política, actitudes y valores y participación activa. El desarrollo de la cultura política implica adquirir saberes sobre los derechos humanos, la democracia, el funcionamiento de las instituciones políticas y sociales y el reconocimiento de la diversidad cultural e histórica.
Actitudes y valores
En el apartado de actitudes y valores, los alumnos deben aprender a respetar a los demás, analizar y resolver los conflictos pacíficamente, promover la coexistencia en armonía y construir valores tomando en consideración la pluralidad de puntos de vista de la sociedad. Finalmente, los estudiantes aprenden a implicarse en la vida de la comunidad escolar y local, adquieren las competencias necesarias para participar de una manera responsable y crítica en la vida pública y se les enseña a promover iniciativas democráticas, así como a estimular sus capacidades en favor de los demás, a ser solidarios. En algún caso, las competencias que los alumnos deben adquirir tiene una mención específica en los objetivos de cada nivel.
Competencias clave
La Unión Europea ha propuesto a los Estados miembros incorporar las denominadas competencias clave (competencias básicas en España) en los currículos, entre las que se encuentra la denominada competencia interpersonal y cívica. La UE ha propuesto también trabajar en todas las enseñanzas para que los alumnos adquieran esta competencia al acabar la educación básica. España ha incorporado esa idea a la LOE para favorecer la educación para la ciudadanía y los derechos humanos a través de un área propia, pero también desde el trabajo en las distintas áreas y materias, es decir, de una manera transversal, y que trascienda al conjunto de las actividades del centro, así como al entorno familiar y social del alumno.
En Primaria, es una asignatura independiente o separada del resto sólo en Rumanía. Conjuga el carácter de independiente e integrada en Estonia. Es integrada en Bélgica (comunidad flamenca), República Checa, Alemania, Irlanda, Lituania, Luxemburgo, Hungría, Países Bajos, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, Finlandia, Inglaterra, Gales, Liechtenstein e Islandia. Como transversal la imparten Bélgica (francófona) Letonia, Estonia y Noruega. Finalmente, es una disciplina independiente y transversal en España, Grecia, Portugal y Suecia.
La mayoría de los países incorporan al currículum la educación para la ciudadanía en Secundaria inferior (equivalente a la ESO española). Como asignatura independiente o propia lo hacen la República Checa, Eslovaquia, Inglaterra. Como independiente e integrada, Estonia, Grecia, Irlanda, Chipre, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Polonia, Eslovenia y Rumanía. Tiene sentido independiente y transversal en Portugal, Suecia y España, entre otros. Sólo es transversal en Bélgica flamenca, Dinamarca, Italia, Malta, Países Bajos, Austria, Irlanda del Norte y Bulgaria. Es materia integrada en Bélgica germanoparlante, Alemania, Francia, Hungría, Gales, Liechtenstein e Islandia. Y se combina su enseñanza integrada y transversal en Bélgica francófona, Finlandia, Escocia y Noruega.
Dentro de otras materias
Las materias en las que se suele integrar educación para la ciudadanía son mayoritariamente historia, ciencias sociales, geografía, religión y moral ética, filosofía y lenguas extranjeras. En algunos países forma parte de iniciación científica (comunidad francesa de Bélgica), investigación (República Checa, Grecia, Chipre, Hungría, Países Bajos y Eslovenia), geografía regional e instrucción científica y técnica (Alemania y Chipre), literatura antigua (Grecia y Chipre), psicología (Grecia y Bulgaria), economía (Letonia, Lituania, Hungría y Bulgaria), educación para la salud (Letonia y Países Bajos), historia nacional (Eslovaquia) y aptitudes sociales (Islandia).
Cuando se trata de una materia específica se suele cursar durante un año académico. Si está integrada en otras o es transversal se recomienda un tratamiento amplio de sus diferentes aspectos, pero en este caso es imposible identificar el número de años que debe ser impartida dentro del currículum.
El periodo de enseñanza es particularmente largo en Italia, Polonia, Portugal y el Reino Unido, donde dura cinco años. En otros como Bélgica (comunidad germanófila), República Checa, Grecia, Austria, Eslovaquia y Rumanía, su enseñanza ocupa cuatro años. En el resto se enseña durante un año, salvo en Estonia, Irlanda y Francia, que la incluyen tres años, y Eslovenia, que tiene un programa de dos años. Por horas, la media recomendada para impartir ciudadanía, civismo o valores es inferior a 40 por curso, aunque Suecia dedica unas 90 anuales.

Reportaje publicado en ‘ABC’, 10-09-07 – MILAGROS ASENJO. MADRID.